Déjame nombrarte,
déjame decirte árbol, luz, gato, mandala y sombrilla..
permíteme ser parte de tu burbuja cónica,
de tu cosmos molecular,
dejame reinventarte un poco con pintura,
con lápices de colores, con un lente suspendido en el pecho y entre la danza
de las bocas azuladas...
Déjame deshacerte, reconstruirte y picarte lentamente,
te dejaré húmedo en medio de la sala repleta de flores carnívoras,
luego te haré compañía en el ritual canival,
tu y yo podemos licuar un poco nuestras celulas,
déjame matarte en medio del trazo de un grito y después hallarte
en algún puente abandonado por los unicornios de los parajes infantiles.
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